NO ESTAMOS SOLOS EN NUESTRAS DIFICULTADES

8 Pues no queremos que lo ignoréis, hermanos: la tribulación sufrida en Asia nos abrumó hasta el extremo, por encima de nuestras fuerzas, hasta tal punto que perdimos la esperanza de conservar la vida.
9 Pues hemos tenido sobre nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no pongamos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.
10 El nos libró de tan mortal peligro, y nos librará; en él esperamos que nos seguirá librando,
(2 Co. 1 = 8 - 10).

Hermanos, los momentos que estamos viviendo son difíciles, de tormento, de desaliento de lágrimas, de dolor etc...
El apóstol San Pablo habla a la comunidad de los Corintios, diciéndoles; no queremos que ignoréis los acontecimientos difíciles que cada día enfrentamos nosotros pasamos tribulaciones, hasta el punto de perder la esperanza de estar con vida.
Si empezamos a revisar cada una de nuestras vidas, no estamos lejos de identificar la forma de vida de cada familia, de cada persona; que ya perdió la esperanza de levantarse de la enfermedad, de la deuda, de los problemas conyugales o de cada circunstancias adversas y el apóstol Pablo reconoce que las fuerzas humanas no son suficiente para poder vencer las dificultades o es decir la sabiduría humana es limitada, pero si ponemos la confianza en nuestro Dios no hay dificultad que no podamos vencer .
Si es cierto el estudio o la preparación académica es necesaria pero no fundamental para vencer cada tribulación; pero si contamos con Jesucristo no hay demonio que te oprima, o que te esclavice porque la sangre de Cristo tiene poder.
Es necesario que la familia, el hombre o mujer reconozca que Jesucristo es el único que puede darte la victoria.
Si hasta el día de hoy estas vivo; no es por tu propio medio, ni por tus habilidades si no por la gracia de Dios, porque Dios ha cuidado de ti, y siempre seguirá cuidando de ti y siempre estar presto a auxiliarte y sacarte del abismo porque para Dios no hay nada imposible.